CO-HABITAR PARA EL ENVEJECIMIENTO. INNOVACIÓN SOCIAL PARA UN HÁBITAT INTEGRADO.

El objetivo de este evento es poner en discusión la propuesta de Fundación Cohousing Chile:  Proponemos estudiar, diseñar y difundir soluciones de vida en condominios social y económicamente pensados para las últimas etapas de nuestras vidas, llamados normalmente Cohousing, o Viviendas Colaborativas, proponiendo distintos modelos de propiedad, arrendamiento o usufructo, localización, para distintos segmentos de la población adulta mayor y que inspiren políticas públicas e iniciativas privadas, en niveles nacionales, regionales y comunales.

Participan:

  1. Juan Carlos Sáez, Director de Fundación Cohousing Chile
  2. Paulina Saball, ex ministra de Vivienda y Urbanismo
  3. Raúl Vallés, Arquitecto, Universidad de la República, Uruguay
  4. Gonzalo Durán, Alcalde de la Municipalidad de Independencia

Modera: Paola Jirón, Profesora Asociada FAU, UChile, Investigadora COES.

1. Juan Carlos Sáez, Director de Fundación Cohousing Chile

Título de la presentación: El derecho a nuevo futuro: La revolución residencial para la tercera edad.

a. Los adultos mayores, cada vez más activos, no participan en el diseño de su futuro:

  • Solo les proporcionamos algunos servicios: normalmente salud y pensiones.
  • Incluso les negamos otros servicios habituales como las facultades bancarias
  • Miramos a los adultos mayores como no valentes, sin futuro y sin proyectos.
  • Nunca les preguntamos cómo desean vivir los cada vez más años de que disponen después de los 60 o 65 años. Menos, los hacemos participar en el diseño de su propio futuro. Por eso hemos llamado también a este movimiento de viviendas colaborativas o Cohousing, como una innovación social y principalmente cultural. Se trata de hacer posible el derecho a un nuevo futuro. Para eso es necesario abandonar la perspectiva que le imponemos a los adultos mayores, la de estar viviendo sus últimos años, y reemplazarla por esta nueva mirada: el derecho a un nuevo futuro.
  1. b. Las opciones actuales para los adultos mayores son limitadas y normalmente impuestas por sus hijos o parientes cercanos: casa de reposo de lujo o paupérrima; una habitación o un casa adjunta como allegados en la casa de una hija o un hijo; abandono en el hogar propio e incluso ocupación del hogar propio, y relegamiento de los adultos mayores a una habitación en el propio hogar que pasa sin forma legal a manos de hijos o parientes; finalmente, venta de la casa perteneciente a la persona mayor, y mal uso de esos recursos. Todas esas soluciones tienen algo en común: son decisiones en las que los adultos mayores no participan.

c.-¿Y qué sucedería si generamos las condiciones para que cada persona o pareja mayor tuviera la oportunidad de diseñar su propio futuro?

Esto es lo que propone el Cohousing o vivienda colaborativa: fomentar comunidades diseñadas por los propios interesados en crear un nuevo futuro para ellos y sin dejar de participar en la vida social, económica y política de sus ciudades.

¿Qué es el Cohousing?

  • El Cohousing es un modelo de vivienda comunitaria basada en el concepto de consumo colaborativo: se comparten varios servicios como lavandería, enfermería, salas comunes, generación conjunta de agua caliente y calefacción, etc.
  • El Cohousing es una revolución cultural comunitaria y colaborativa que diseña un nuevo futuro durante el proceso de envejecimiento activo
  • Palabras claves:

Revolución cultural

Comunitaria  y colaborativa

Diseño de un nuevo futuro

Las comunidades son intencionales

Sostenibilidad e innovación

Espacio público

Integración social y urbana

No cualquier comunidad es Cohousing; se requiere al menos estas características:

  • Proceso participativo
  • Diseño intencional de barrio que facilita la creación de comunidad
  • Amplias instalaciones comunes
  • Residentes administran y gestionan la comunidad en su totalidad
  • Estructura no jerárquica
  • Fuentes de ingresos separadas

En palabras de Charles Durrett y Kathryn McCamant[1]:

  • Proceso participativo: los residentes organizan y participan en el proceso de planificación y diseño de la comunidad Cohousing y son responsables como grupo de todas las decisiones finales.
  • Diseño intencional de barrio que facilita la creación de comunidad: el diseño físico del nuevo barrio debe alentar, inducir  y  animar un sólido sentido de comunidad (vecindario, redes de colaboración, facilitar una atmósfera social).
  • Amplias instalaciones comunes: las áreas comunes forman parte integral de la comunidad y constituyen el corazón de la comunidad Cohousing.  Son una extensión de las residencias privadas y su uso diario es una parte esencial de la vida comunitaria. La casa común en donde se realizan cenas para la comunidad, se comparte  el café o el té de la tarde, ocurre el juego de los niños en días de lluvia, entre otros. Por ejemplo, Yoga de mañana, clases y sesiones de música, talleres, estudios de arte, conversaciones e intercambios, noches de cine un día a la semana, talleres de artesanía, lavandería, almacén, invernadero, garaje para mantención de vehículos, piscina, entre muchas otras áreas y actividades de interés común.
  • Residentes administran y gestionan la comunidad en su totalidad: Los residentes son los únicos responsables de gestionar la comunidad, tomando decisiones consensuadas, concernientes al cuidado de sus intereses e inquietudes en las asambleas regulares de la comunidad.
  • Estructura no jerárquica: No existen roles de liderazgo.  La responsabilidad en la toma de decisiones es compartida por la comunidad de adultos.
  • Fuentes de ingresos separadas: Los residentes tienen sus propias fuentes de ingresos.  La comunidad no genera ingresos directos para ninguno de sus residentes,    aunque (en raras excepciones) es posible que compartan ingresos provenientes de la propiedad de un pequeño negocio o del arriendo de espacios de oficina.  Todos los residentes realizan un pago mensual, distinto a sus deberes de membresía, a la Asociación de Propietarios para financiar los gastos comunes habituales en todo condominio.

[1] Se le atribuye haber acuñado el término inglés “cohousing” e introducir el modelo de cohousing en América del Norte. En los últimos años se ha centrado en la cohousing para personas mayores. Son autores de varios libros relacionados con este movimiento social y cultural como por ejemplo: “The Senior Cohousing Handbook: A Community Approach to Independent Living”. 2nd edition. New Society Publishers. 2009

Estas 6 características constituyen la definición de Cohousing. Ninguno de estos elementos es único, sin embargo la poderosa combinación de las 6, especialmente cuando se toma conciencia y se es sensible a la realidad del estilo de vida del siglo XXI (familias pequeñas, ambos padres trabajando fuera o dentro del hogar). 

Se requieren alianzas para desarrollar esta nueva cultura del habitar: esta mesa de debate busca entre otras cosas construir redes y alianzas para difundir y fomentar un nuevo modelo de soluciones para el hábitat de los adultos mayores en que se cumplan al menos los Principios de las Naciones Unidas a favor de las personas de edad (Res 46/91) 1991:

  1. Independencia (como individuo)
  2. Participación (como sujeto político)
  3. Cuidados (relación desde el Estado)
  4. Autorrealización (integridad y plenitud)
  5. Dignidad  (reconocimiento de la sociedad)

El modelo de Vivienda Colaborativa o Cohousing es innovación cultural para un hábitat integrado: en efecto, no solo es vivienda, es vida en común guardando un espacio para la intimidad e individualidad, es cotrabajo (co-work), es cotransporte, es mejoramiento indirecto de los ingresos al reducir gastos directos y de salud, es un modo cultural revolucionario.

Es el derecho a un nuevo futuro.

2. Paulina Saball, consultora, Ex Ministra de Vivienda

Cualquier tema a  abordar hoy en día, debe estar inserto en la crisis social que estamos viviendo en el país. Esta crisis profunda necesita fortalecer la conversación entre los chilenos para saber qué hemos logrado con el modelo de sociedad construido hasta ahora y qué  factores hacen que hoy un grupo tan importante de chilenos esté tan profundamente frustrado y sintiéndose al margen del desarrollo.

Pienso que a pesar de todo lo que hemos crecido, en Chile esta fracturada la cohesión social. Se ha planteado desde hace mucho tiempo que parte de esta fractura tiene que ver con las políticas de segregación, no solo segregación en vivienda sino también en salud y educación. Hemos ido desarrollando en el país una forma de habitar, de relacionarnos, de ocupar el espacio, de acceder a los beneficios públicos, que no solo es competitiva, sino que es claramente segregacionista.

En el caso de la estructura de la ciudad y de la forma de la vivienda, hay personas que muy bien lo dicen : hemos generado una alta densidad, sin comunidad. Lo más explosivo que se puede dar, todos juntos y apretujados y sin vínculos y sin confianza, lo que genera problemas de convivencia, de violencia y formas de malestar.

1) El primer tema que quiero abordar entonces, es preguntarnos qué nos está pasando y cómo nuestra conversaciones y nuestro compartir de experiencias, contribuye a la salida de esta crisis.

2) Lo segundo que quiero subrayar, es que no cabe duda, y lo corrobora el censo del 2017, que Chile es un país que esta envejeciendo. Nuestra población adulta tiende a crecer, la expectativa de vida tiende a alargarse y nos podemos dar cuenta de que ahora el tema central -y una de las reivindicaciones básica en la expectativa de los chilenos- es el tema de las pensiones para los que ya son adultos mayores y que reciben montos que les impiden llevar una vida adecuada.  De algún modo, incluso deteriora en extremo la situación que muchos ya venían viviendo en su vida activa laboralmente.

Este sistema de pensiones también provoca en las personas de mediana edad y jóvenes, una gran incertidumbre sobre lo que les tocará vivir. Las personas entonces deben desarrollar su vida laboral extensamente no sólo porque quieran aportar, sino también porque si no, no podrán sobrevivir.

Todo esto hace que situemos el tema de los adultos mayores desde el punto de vista de la cohesión social, del desarrollo del país y de las políticas públicas como un tema clave porque no sólo está asociado a quienes están dejando de trabajar sino también de cómo los adultos y los jóvenes proyectan su porvenir.

3) El tercer tema que quiero plantear, es que creo que tenemos claro que nuestras políticas habitacionales son coherentes con el modelo de desarrollo que hemos tenido. Desde la dictadura hasta ahora nuestro modelo ha estado basado en tres principios:

a) el principio de la propiedad individual y el sueño de la casa propia

b) el rol subsidiario del estado: el estado entrega un subsidio individual, que puede ser mayor o menor, a aquellos que por sus propios medios o por las vías del mercado no pueden alcanzarlo, y

c) el tercer principio es la cero regulación del suelo en función del tiempo/uso. El suelo como un acceso individual resguardando el derecho de la propiedad.

Se ha intentado hacer algunos cambios introduciendo fisuras en este modelo, como las postulaciones colectivas de los comités, los condominios, la recuperación de los cités y el valor patrimonial de algunas viviendas, el arriendo como forma de acceso a la vivienda, la planificación de la intervención de lo urbano para lograr equilibrio entre lo público y la vivienda, el desarrollo de conjuntos habitacionales integrados. Sin embargo el modelo sigue siendo el modelo del subsidio, de la casa propia y de la propiedad privada del suelo.

4) El cuarto tema en el que es importante pensar, es la posibilidad de introducir desde el sistema político e institucional, cambios que permitan una mayor descentralización. Se han hecho intentos importantes con la nueva ley de regionalización que está por ser implementada cuando se elijan las nuevas autoridades regionales, pero es poco lo que se ha avanzado y uno de los temas que ha estado apareciendo como central en la crisis es cómo se vincula la ciudadanía con el Estado. Lo que se dice es que la institución del Estado que está más lejos es la que tiene más poder y la que está más cerca, es la que tiene menos herramientas, menos atributos y menos poder.

Los temas alrededor de los que hay que pensar entonces el problema habitacional,  son la crisis o estallido social, los ejes que ordenan la política habitacional, el tema de los adultos mayores y cuál es la institucionalidad a través de la cual la ciudadanía puede dialogar y resolver el tema.

Basado en estos cuatro elementos quisiera señalar porqué el tema que nos convoca puede transformarse en una puerta que nos permita transitar hacia el otro imaginario, en la medida de lo posible.

Cuando se plantea el tema de la vivienda colaborativa como alternativa para los adultos mayores, observamos que su importancia no sólo está en que es una forma que permite valoración, integración,  bienestar en el hábitat, convivencia entre personas distintas, sino porque es una alternativa realista que permite no sólo hacer una fisura en el modelo, sino hacer cambios significativos.

El modelo de vivienda colaborativa, implica un cambio significativo, pues el modelo se mueve desde la propiedad individual a la propiedad colectiva, y colectiva no sólo por la forma en que se registra en el Conservador de Bienes Raíces, sino que también por ser un proyecto colectivo gestionado como un proyecto de futuro donde quienes protagonizan la alternativa van a vivir en ella.  Muy distinto a lo que existe hoy donde el Estado administra el proyecto de vivienda colectiva de adultos mayores. El concepto de Cohousing es interesante porque es un concepto de vivienda comunitaria, vivienda colaborativa, que rompe el esquema del sueño de la casa propia.

Es interesante cómo esta vivienda colaborativa, se vincula al bienestar de los adultos mayores y no deja este bienestar solo puesto en el monto de la pensión.  Esto significa un cambio en la idea de que  el bienestar y  el acceso a ciertos bienes públicos no solo dependen del monto de la pensión sino que tiene que ver con el afecto, con la identidad.

Otro aspecto importante es que un proyecto de este tipo pudiera no ser desarrollado como una política pública, sino que pudiera ser desarrollada por los municipios, como se hizo hace 4 años mejorando los cité y usando los arriendos como estrategia de integración social, rehabilitación urbana y vivienda colectiva.

Surge así la idea de que los municipios pudiesen readaptar edificios o construir inmuebles para arriendo, que sea una experiencia que permitiría que los municipios no solo tengan viviendas colaborativas, sino que la red municipal dé soporte a los programas sociales y validación social a las personas.

Estoy convencida de que para salir de la crisis en que estamos, es necesario desarrollar la capacidad de autocrítica, debemos  generar una nueva Constitución que llegue a establecer un gran acuerdo social, pero también hay pequeños temas que pueden ser detonantes de grandes cambios, donde podamos mirar desde un prisma distinto al cual el modelo nos tiene acostumbrado, que es el bien individual, la capitalización monetaria y la competencia como la base del desarrollo.

3. Arquitecto Raúl Vallés, Facultad de Arquitectura Diseño

              y Urbanismo de la Universidad de la República, Uruguay

Se calcula que para el año 2025, el 25% de la población en Uruguay estará compuesta de adultos mayores, es decir, mayores de 64 años.  Por otra parte, entre un 6 o 7% del stock habitacional del país son cooperativas instauradas en 1968, pero con una experiencia previa.

El cooperativismo uruguayo tiene dos modalidades dependiendo del tipo de gestión: uno es aquel que reconoce la incidencia de la cooperativa y del cooperativista en el costo total del emprendimiento, que es de alrededor un 15%.  El otro 85% lo financia el Estado en virtud de la política pública vigente que forma parte del Sistema Público de Vivienda.

           Hoy cerca del 50% del presupuesto del Sistema Público de Vivienda se destina al sistema cooperativo. 

La segunda modalidad de participación puede ser de ayuda mutua, en la que los cooperativistas pueden aportar el 15% en trabajo, gestión, administración o en dinero con un ahorro previo.

           Según sea la modalidad en que se relacionan con el emprendimiento pueden ser cooperativas de usuarios donde la propiedad es colectiva: la propiedad es de la cooperativa pero cada núcleo familiar se relaciona con esa propiedad  desde el uso y goce de por vida; la puede transferir, la pueden heredar los hijos o la puede vender a otros socio cooperativo recuperando su aporte social.

           Otra característica es la participación o la autogestión. En el sistema uruguayo si las cooperativas no hacen autogestión, no podrían existir. El control que hace el Ministerio de Vivienda y toda la gestión que hacen las cooperativas tiene que ver con la autogestión.  Es la cooperativa la que decide cuándo organizarse, la que decide qué modalidad quiere tener, la que elige a los técnicos, y gestiona el préstamo y es la que administra la obra cuando se realiza.

El concepto de redistribución de la riqueza se plantea a partir de dos elementos centrales: (a)el sistema de subsidio a la familia, a la permanencia y a la amortización del préstamo y es variable dependiendo de las características de ingresos de cada familia (subsidio a la cuota). No es un subsidio directo y afecta hasta el 25% de los ingresos de la familia.  En una misma cooperativa puede haber familias que tengan subsidios  diferentes; (b) el acceso al suelo, el acceso a la ciudad. 

(FUENTE: DINAVI/MVOTMA)

El Estado se hace cargo de facilitar el acceso al suelo, a los servicios,  a la infraestructura mediante la compra de terrenos en el mercado para destinarlo a este tipo de viviendas. 

En estas licitaciones las cooperativas deben presentarse con un proyecto físico y con un proyecto social. Se evalúa la propuesta arquitectónica y la propuesta del proyecto de vida de la cooperativa. Con ambos elementos a la vista se adjudica el suelo y se paga el préstamo a 25 años. Los municipios son socios estratégicos del sistema en tanto son quienes disponen, a nivel local, del suelo. 

Hoy se están estudiando algunas modalidades que permitan que el Estado conserve la propiedad del suelo y lo adjudique a través del arrendamiento o a través del sistema de uso y goce.

Las cooperativas, además, tienen una fuerte tradición gremial y de movimiento social urbano muy importante. 

Una reflexión que me surge a partir de estas conversaciones que estamos teniendo, es que estas entidades son asociaciones que las personas hacen al principio de su vida, no al final. 

En Uruguay muchas de estas cooperativas hoy están integradas por adultos mayores, pero la decisión de vivir en colectivo la tomaron cuando eran jóvenes 30 o 40 años antes.  Sus hijos y sus nietos crecieron en  la tradición de una cultura comunitaria, en un sistema de propiedad colectiva.

El sistema cooperativo requiere de un nivel de trabajo, de gestión y de compromiso de por vida, que no es para todo el mundo. Plantea un proyecto de habitar en colectivo que va mucho más allá de la vivienda: los servicios comunes, la crianza de los hijos, el cuidado de los adultos mayores.

La política pública uruguaya también tiene un sistema más focalizado en los sectores de menores ingresos, beneficiarios del banco de previsión social que ganan menos de 400 o 500 dólares mensuales y les asigna a través de un sistema de licitación una vivienda con uso y goce de por vida preservando la propiedad en manos del Estado.

Hoy administra entre 8.000 y 10.000 viviendas, lo que implica el mantenimiento de un stock importante de viviendas.

El tema de la focalización nos presenta algunas interrogantes que dicen relación no solo con la instalación de “guetos” de bajos ingresos, sino que también coloca a los adultos mayores todos juntos en un lugar y aislados de otros sectores etarios de la población lo cual también nos debe llamar a reflexión.  Aunque cuando les preguntas, muchos prefieren vivir alejados de los jóvenes y de los niños.

También existen experiencias para la población activa, con adultos mayores con ingresos por sobre los 500 dólares.

Saliendo de la vivienda y entrando a la ciudad, la accesibilidad, la cercanía con los servicios, la amabilidad del sistema urbano para tener equipamientos y mobiliario con la capacidad para atender poblaciones de distintas edades, con diferentes intensidades de uso, son temas fundamentales. Nosotros tenemos mucho que aprender de lo que están haciendo en otros sitios. He traído algunas imágenes, que quisiera revisar con ustedes.

Estas son promociones en el centro de la ciudad, rehabilitación urbana en áreas degradadas que incluyen una mezcla entre cooperativas y programas de vivienda para adultos mayores. No comparten el mismo edificio, pero sí comparten el mismo barrio, como también los equipamientos urbanos que facilitan la convivencia, la movilización y los espacios públicos.

Rehabilitación. Propiedad inserta en un barrio consolidado. Vivienda para el adulto mayor en pequeña escala.

SUELO PÚBLICO. Propiedad de MVOTMA . Inmuebles con llamado a licitación ejecutado en2017. VIVIENDAS PARA PASIVOS. EN BARRIO SUR. MONTEVIDEO.

COMPRA DE SUELO SERVIDO CON DESTINO A LA CIVIS (Cartera de inmuebles para vivienda de interés social). CONCURSO PÚBLICO DE IDEAS PARA EL DESARROLLO DE PROGRAMAS PÚBLICOS DE VIVIENDA.

Este predio adquirido por el Ministerio en remate público, reúne distintas modalidades, mezclándolas en el mismo lugar y generando más que vivienda, ciudad, con servicios. Combina las viviendas cooperativas, las viviendas para activos, las promociones PP y  los programas para pasivos.

Imágenes de las volumetrías

LOS ESPACIOS PÚBLICOS MULTIFUNCIONALES

Hay experiencias muy interesantes de centros de barrios que hoy se mantienen con la actividad de los adultos mayores en el espacio público: SESC POMPEIA rehabilitación de una antigua fábrica. La actividad social está sostenida a partir de lo que los adultos mayores pueden brindar a los jóvenes y al resto de la sociedad en espacios de gran calidad a nivel barrial.

BULEVAR: Una de las primeras cooperativas de ahorro previo, que ya incluía algunos espacios transformables  tanto en un dormitorio como en un estar. Flexibilidad en la vivienda.

Trabajo de Daniela Arias: La vivienda sin género o la vivienda sin nombre.  El espacio podría ser dentro de la propia vivienda con espacios de servicios compartidos combinándolos con espacios privados

En Zurich, Suiza: planes de vivienda incorporan modalidades de habitar que ofrecen la posibilidad de compartir los espacios privados y los espacios colectivos.  De esta manera los espacios privados pueden ser más reducidos.  Incluso, disponen de habitaciones para visitantes.

Esta promoción plantea cuestiones similares: espacios privados más reducidos con espacios más amplios compartidos.

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

¿Cuándo empieza el envejecimiento?

¿Un hábitat integrado para quién?

La ciudad es el espacio habitable colectivo. La accesibilidad, la movilidad segura, los equipamientos y el mobiliario urbano amigable.

¿El espacio habitable doméstico  facilita o condiciona la cohabitación? ¿Debería ser transformable y reversible, adaptable y negociable?

Programas intergeneracionales son una manera de integración positiva y proactiva.

Sostenibilidad económica, social y sicológica mediante becas a jóvenes estudiantes que conviven con la tercera edad.

Cohabitar de manera responsable, compartiendo derechos y obligaciones significa menores costos, menor impacto ambiental, servicios y equipamientos compartidos y mayor y mejor acceso a la información.

La innovación social para un hábitat integrado requiere creatividad en políticas públicas en Hábitat y Vivienda de Interés Social, promover la heterogeneidad socio económica en la cohabitación ecualizando  aportes según sus capacidades.

4.  Alcalde Gonzalo Durán, Ilustre Municipalidad de Independencia

La Comuna de Independencia, está en el casco histórico de la ciudad de Santiago. Es una comuna pericentral que parte en el río Mapocho hacia el norte, en lo que nosotros llamamos La Chimba que en lengua quechua significa “los del otro lado”. Aquí donde estamos en la FAU, Santiago Centro, se desarrollaba la vida de la aristocracia de la ciudad y al otro lado lo que era imprescindible para la ciudad, pero que no gustaba ver cerca o mostrar, (cementerios, lugares de vida nocturna). Además se encontraban en esa área de la ciudad muchas Iglesias que necesitaban un espacio territorial más grande.

Es una comuna que tiene un enorme patrimonio arquitectónico -más de 67 inmuebles con algún tipo de carácter patrimonial, varios catalogados “monumento nacional”- y que estamos en vías de recuperar. Desde el punto de vista de la vivienda, existen en ella, casi todas las modalidades de vivienda que  han existido en la historia de Chile, como por ejemplo las viviendas económicas de los años 20, las viviendas obreras,  o la vivienda social de los años 50 como la emblemática población Juan Antonio Ríos y también sectores residenciales de alto valor como la población Los Castaños, construida por el conocido arquitecto Luciano Kulchesky. 

Se trata de una comuna donde a partir de esa historia aspiraríamos a generar modelos de desarrollo y de acceso a la vivienda que tuvieran que ver con esa tradición, esa riqueza y esa flexibilidad.

Sin embargo, poniendo como decía Paulina Saball un contexto, Chile en los últimos años, a partir de la dictadura, ha vivido la instauración de un modelo económico y social de un neoliberalismo a ultranza que ha tenido múltiples efectos en todos los ámbitos de la vida del país y de su gente, algunos culturales a los cuales voy a volver después, pero también, de manera muy importante, en el tema del suelo.

Pensar una política de vivienda que garantice el acceso a comunidades o sectores más vulnerables, ya sea desde el punto de vista socioeconómico o de otras condiciones críticas como son los adultos mayores, es especialmente complejo cuando el acceso al suelo para la construcción de viviendas en el país y especialmente en la Región Metropolitana, es prácticamente imposible.

Algunos datos para ilustrar esta situación: el Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU) debe financiar terrenos para la construcción de viviendas social, cuyo valor, en forma optimista, debe estar en un promedio de  UF[2] 5 el mt2. En Independencia el terreno más barato tiene un valor de  20 UF el mt2, pero son casi imposibles de encontrar, y sus características generalmente no sirven para viviendas sociales.

[2] La Unidad de Fomento (UF) es es una unidad de cuenta usada en Chile, reajustable de acuerdo con la inflación. Su código ISO 4217 es CLF. Fue creada durante el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva, mediante el decreto 40 del 20 de enero de 1967, del Ministerio de Hacienda.1​ Su finalidad original era la revalorización de los ahorros de acuerdo con las variaciones de la inflación, permitiendo que el dinero ahorrado en bancos y cajas mantuvieran su poder adquisitivo. Posteriormente, su uso se extendió al sistema crediticio. Su valor actual en relación al dólar es de 1 UF = USD 32,17 al 9 de junio de 2020, pero es bastante estable en el tiempo.

En nuestra comuna podemos encontrar terrenos del orden de las 60 UF el mt2 producto de la construcción inmobiliaria desregulada. Nosotros hemos organizando el Plan Regulador e introducido regulaciones. No obstante hay una lógica de mercado del suelo que hace imposible lograr objetivos sociales.

Además, por ser una comuna ubicada en el casco histórico de la ciudad, carecemos de terrenos públicos para la construcción de viviendas e incluso de equipamiento, entonces tenemos una gran dificultad para un política de acceso a la vivienda social, derivada de un modelo que hoy en día, genera muchas dificultades para proveer de suelo para este propósito.

En ese sentido hemos procurado ir generando una estrategia en materia de vivienda que combine distintos elementos. Uno es la readecuación de viviendas antiguas de las que tenemos una buena cantidad.

Haré un paréntesis: Independencia es la comuna con más población migrante en todo Chile. Son un 45% de la población. Muchos son chilenos hijos de extranjeros, pero el  grueso es migración producida en los últimos 6 años. En la comuna vive también, un grupo de migrantes un poco más antiguo, de poco más de 10 años procedente de Perú y el resto llegó hace 5 o 6 años y muy especialmente en los últimos 2 años.

Lo señalo porque la población migrante es también una de las poblaciones con mas vulnerabilidad en materia de vivienda y entonces se genera este mercado de  viviendas llamada viviendas  colectivas sin ninguna condición de habitabilidad apropiada, que se sobreexplotan a objeto de tener el mayor lucro posible, y donde tenemos a familias viviendo en condiciones infrahumanas y sin derechos en materia de arriendo de departamentos, etc.

En síntesis, la comuna tiene una alta prevalencia de adultos mayores y una muy significativa prevalencia de población migrante. Ambos segmentos de la población, requieren soluciones habitacionales. Y  para complicar aún más el panorama, esta lógica  de mercado genera la irrupción de edificios en altura que más que nada, provoca una dinámica expulsiva.

¿Qué hemos hecho, entonces para enfrentar estos desafíos?

a). Por un lado, políticas de rehabilitación de viviendas antiguas con el propósito de generar modelos de acceso vía compra o vía arriendo, que permitan recoger estas particularidades de las que hemos hablado: adultos mayores y migrantes.  Por ejemplo, a algunas de estas viviendas sobrexplotadas de manera abusiva e irregular para la población migrante, se les otorgó la posibilidad, vía acompañamiento o en otros casos subsidio, para que rehabilitaran la construcción, cumpliendo con condiciones de seguridad y con las características adecuadas para el uso de las familias.  Si cumple con esos requisitos, se convierte en una solución habitacional, a la vez que en una actividad económica más regular para los propietarios.

b). Una segunda forma ha sido el proyecto de recuperación de cités, que es un proyecto que comenzó en tiempos de la gestión ministerial de Paulina Saball en Vivienda. Este proyecto ha sido de extraordinario valor, pues nos ha permitido recuperar un tipo de vivienda de enorme valor patrimonial social y cultural. A la vez, nos permite generar una modalidad de vivienda de buen estándar en una zona de muy  buen acceso a todos los servicios y buena conectividad, y que permite dar hogar a familias con mayores niveles de vulnerabilidad que históricamente han habitado en Independencia.

c). Hemos desarrollado otras iniciativas, también iniciadas durante la gestión de Paulina Saball en el Ministerio, que tienen que ver con la construcción de viviendas para arriendo. Esto es muy importante, porque además en Chile ha habido una obsesión con el sueño de la casa propia, como si fuera la única manera de habitar una vivienda. Entonces, introducir esta lógica de la construcción de viviendas para arriendo, a precio justo, en sectores que de otra manera sería difícil de acceder como es en una zona pericentral como  Independencia, se convierte en una muy buena alternativa.

Y, ¿con qué nos encontramos en estos casos? Primero las propias dificultades del sistema para acceder a los subsidios, los tiempos de espera, la falta de terrenos como ya  expliqué. 

En relación a esto, quiero mencionar una dimensión más cultural, del modelo instaurado en el Chile en estos años, en que muchas veces la mayor resistencia que hemos encontrado ha sido de las propias comunidades, de los propios vecinos, de los propios barrios, porque no quieren tener cerca de ellos proyectos de vivienda social. 

Por ejemplo, en el proyecto cerca de la Población Juan Antonio Ríos, que es un proyecto social de los años 50, los actuales habitantes no quieren tener un proyecto social al lado porque van a llegar los pobres, o los extranjeros, o los negros, o van a llegar los adultos mayores que a lo mejor después no van a tener plata para pagar el arriendo. O sea, una brutal desconfianza en el otro, una brutal incapacidad para vivir en comunidad. Entonces, hemos tenido que abordar además la dimensión sociocultural de generar un modelo de convivencia en el territorio, en el barrio, que se haga cargo de esta complejidad.

Finalmente, y probablemente lo más interesante y novedoso, es que a propósito de la línea 3 del metro que se acaba de inaugurar,  se generaron terrenos donde hay respiraderos o elementos del metro que permiten que queden remanentes de terreno que son susceptibles de uso. Estamos ad portas de generar un convenio con Metro para que nos traspasen estos terrenos en comodato y desarrollar distintos proyectos. Tenemos como 6 terrenos de esta naturaleza, algunos de equipamiento y queremos explorar proyectos de vivienda social.

Hemos pensado en viviendas para arriendo, pero que tengan la particularidad  de estar orientadas fundamentalmente a población adulto mayor y eso permitiría ir visualizando un nuevo camino para que el Estado juegue un rol en materia de acceso a la vivienda, considerando que la plusvalía que genera esta inversión pública, como la de  Metro u otros proyectos emblemáticos, efectivamente sea una plusvalía aprovechada con fines sociales y no solo genere riqueza y especulación para el privado, que es lo que ocurre hoy día.

Si resulta este acuerdo con Metro, que estamos muy próximos a cerrar, se podría quizás abrir un camino, una nueva manera de concebir el acceso a la vivienda, a través de terrenos públicos con modalidades de convenio de esta naturaleza.

Pienso que tenemos que pensar en otras modalidades, también. A nosotros nos pasa mucho que tenemos viviendas, voy a poner nuevamente el ejemplo la población Juan Antonio Ríos, construida en los años 50, edificios de 4 o 5 pisos y en muchos de ellos, en los pisos 4 y 5 viven personas que en los años 50 estaban como yo, en muy buenas condiciones físicas, y que hoy en día tienen grandes dificultades para acceder a esas viviendas y entonces debiéramos introducir mecanismos de flexibilidad que permitan, por ejemplo, la permuta o que permitan que los sectores públicos puedan acceder a la adquisición de estas viviendas usadas para desarrollar proyectos que permitan combinar modalidades de uso.

Como lo acaba de decir el arquitecto Raúl Vallés, estamos trabajando hace un par de años en un proyecto para generar un sistema de elevadores a un costo razonable y accesible que permita mejorar los niveles de accesibilidad a viviendas en altura, teniendo presente que esto implica una dificultad para los adultos mayores.

¿Cuál es el problema?, que junto con que Chile ha consagrado un modelo de desarrollo económico y social como el que todos conocemos, también ha generado un modelo institucional extremadamente centralista, lo que significa que los municipios que podrían introducir estos niveles de flexibilidad o que podrían, como ocurrió en el pasado o como ocurre en otros países, y como hemos propuesto en otros ámbitos, generar Corporaciones Municipales de Vivienda, así como existió la CORVI por ejemplo, que pudiésemos crear corporaciones de vivienda y que la construcción y generación de proyectos de vivienda no estén radicados exclusivamente en los privados.

Sin ánimo de pasar un aviso, todos sabemos que tenemos una Constitución que establece que el nuestro es un Estado subsidiario, entonces el Estado puede hacer sólo aquellas cosas que no le interesan a los privados y entonces el Estado tiene las manos atadas en esta materia.

Ahora bien, sin perjuicio de que le pudiésemos asignar un rol de esta naturaleza al Estado, mi impresión es que eso no sólo sería insuficiente sino que además pudiera reproducir una manera de concebir el acceso a derechos, tan centralista que probablemente genere distorsiones y por eso necesitamos generar un modelo que entregue atribuciones y competencias  a los municipios para el desarrollo de iniciativas de este tipo: la modalidad de permutas, la adquisición de terrenos para la compra de viviendas, mecanismos de administración de viviendas para arriendo. Nosotros lo estamos haciendo a través de una Corporación de Desarrollo Social que creamos como municipio.

O sea, si los municipios no están dotados de los instrumentos necesarios para el desarrollo de estas políticas, probablemente también vamos a seguir teniendo esta dificultad institucional, a mi juicio, un poco insalvable.

En ese sentido, lo que nos hemos propuesto es dotar, y voy a decir algo muy importante, porque los municipios lo que hemos hecho es cómo ir identificando ámbitos en el modelo en el cual se pueden ir generando fisuras que van originando transformaciones.

El ejemplo más evidente es el de las farmacias populares o municipales. Y observamos que en la actualidad, el Presidente de la República, promulgó una ley para rebajar el precio de los medicamentos. Sin embargo, al principio se rieron de las farmacias municipales, en circunstancias que demostramos que finalmente se podía romper la lógica de mercado que además era una lógica colusiva.

En el caso de la actividad inmobiliaria ocurre exactamente lo mismo. O sea hay grupos inmobiliarios que son dueños de  prácticamente, no sé, el 70% del suelo disponible en la Región y entonces en esas condiciones es muy difícil generar proyectos de esta naturaleza.

Para terminar, sólo quiero decir que nosotros creemos desde el municipalismo que existen condiciones para revertir el cuadro en que estamos, incorporando elementos de flexibilidad, produciendo modificaciones a la lógica mercantil del suelo, garantizando participación de las comunidades. 

Este, yo creo que efectivamente es un tema relevante: que generemos comunidades ya sea vía cooperativas u otras modalidades que efectivamente permitan generar modelos de convivencia en que participen no solo de elementos de la administración sino que puedan participar de elementos del diseño, que pudieran generarse soluciones habitacionales que efectivamente consideraran las particularidades de cada una de las familias, por ejemplo personas en situación de discapacidad que requieran condiciones de accesibilidad especial, en fin. Estas cosas se pueden pensar desde el espacio local sobre la base que tengamos más atribuciones y competencias, por supuesto recursos, y que pensemos una manera distinta de abordar el tema del suelo, priorizando lugares con más  accesibilidad y servicios como es el caso de las comunas pericentrales.


[2] La Unidad de Fomento (UF) es es una unidad de cuenta usada en Chile, reajustable de acuerdo con la inflación. Su código ISO 4217 es CLF. Fue creada durante el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva, mediante el decreto 40 del 20 de enero de 1967, del Ministerio de Hacienda.1​ Su finalidad original era la revalorización de los ahorros de acuerdo con las variaciones de la inflación, permitiendo que el dinero ahorrado en bancos y cajas mantuvieran su poder adquisitivo. Posteriormente, su uso se extendió al sistema crediticio. Su valor actual en relación al dólar es de 1 UF = USD 32,17 al 9 de junio de 2020, pero es bastante estable en el tiempo.